Carta #44 Escribir con el cuerpo ✨
Siempre pensé que escribía con las manos, pero he descubierto algo: Escribo con todo el cuerpo.
Siempre pensé que escribía con las manos, pero he descubierto algo: Escribo con todo el cuerpo.
Con los ojos llorando un río nuevo, con la rabia en los hombros, con el corazón roto en el pecho, con los brazos cargando mi duelo, con las manos escribiendo todo lo que siento, con la ansiedad en el estómago y con los pies sosteniéndome el cuerpo entero.
Escribo con el alma, con tus besos, con la pena, con mis sueños, con mis sentimientos, con mis lágrimas, con las risas, con las dudas, con la esperanza, con el coraje, con la certeza, con todo el dolor que llevo y con todo el amor que poseo.
Escribo con el cuerpo que habito, mi hogar son mis letras.
Aquí es donde sucedo, entre hojas en blanco y tinta negra, entre diarios, archivos, fotografías y memorias que llevo conmigo a cuestas.
Aquí es donde puedo ser yo, juez y verdugo de mi vida y mis textos, me borro y me reescribo cuantas veces pueda, para volverme poesía, cuentos o historias que a veces quedan incompletas.
Soy los textos que habitan cada rincón de mi casa y la de mis papás, los que han visto la luz en alguna red social, los que guardo celosamente para mí y los que se preparan para salir, en silencio, sin que nadie los vea venir.
Soy las palabras que flotan a mi alrededor a todas horas, esperando que las saque a bailar, para hacer de ellas un poema que nunca he de olvidar.
Escribo con todo lo que soy y lo que tengo, con mi cuerpo entero, con la vida entre las manos, mi hogar son mis letras.
Escrito el 8 de mayo del 2024, editado el 11 de febrero del 2025.
—Eli Montero
El 2024 fue mi regreso a la escritura y lo he removido todo desde adentro para volver a darle prioridad en mi vida. Me encontré por caminos oscuros hacia donde fui arrojando luz poco a poco y uno de los resultados es el texto de arriba, donde se refleja como ha sido volver a este lugar tan mío que pocas veces dejo ver, pero que trabajo todos los días.
En abril mientras leía “Imposible decir adiós” de Han Kang, también leí el discurso con el que recibió el Premio Nobel de Literatura en el 2024, un texto maravilloso que te recomiendo mucho leer cuando tengas tiempo, habla de su relación con la escritura, pero también de su forma de ver la vida y su capacidad de observación para hacerse preguntas importantes. Lo que más llamó mi atención es que la autora cierra su discurso mencionando que al escribir utiliza todo su cuerpo. Fue ahí donde me sentí conectada de una forma única con mi escritura y emocionada al mismo tiempo, pues yo había escrito meses atrás el texto con el que comienza esta carta, te dejo aquí la frase exacta de lo que menciona:
Cuando escribo, utilizo todo mi cuerpo. Utilizo todos los detalles sensoriales que me proporcionan el ver, el oír, el oler, el saborear, el sentir la suavidad, el calor, el frío, el dolor, la sed y el hambre, el latir del corazón, el caminar y el correr, el tomarse de las manos, el notar sobre la piel el viento, la nieve y la lluvia. Como ser mortal que posee un cuerpo de sangre caliente, intento infundir en mi escritura estas vívidas sensaciones como una corriente eléctrica, y me asombro y emociono cuando siento que esa corriente traspasa al lector. Cuando me doy cuenta de que el lenguaje es el hilo que nos conecta, y de que mis preguntas llegan a través de ese hilo por el que fluyen la luz y la corriente de la vida, me siento profundamente agradecida hacia todos los que se han conectado conmigo y hacia todos los que lo harán en el futuro.
— Han Kang, Premio Nobel de Literatura 2024
Desde el 2019 no sentía un año tan intenso como este 2025, donde todo pasa, todo se mueve de forma rápida, como si llevara un ritmo mucho más acelerado al que a veces me es imposible seguirle el paso. Sé que no solo soy yo, que también el mundo está moviéndose en todas las direcciones y aunque no es lo ideal, reconozco que le bajo el volumen a las noticias para no abrumarme de más. Sé lo que está sucediendo, entiendo los problemas, leo, escucho, aprendo lo que debo saber, pero también es importante cuidarnos, principalmente nuestra salud mental y ahí es donde mi escritura me ayuda a mantenerme de pie.
Este año estoy avanzando paso a pasito, leo, estudio, escribo. Pienso más de lo que escribo, pero escribo más de lo que pienso, con temor de que lo que escribo no sea suficiente y que todas esas páginas se esfumen de repente. Quizás es el síndrome del impostor sentado junto a mí, quizás debo confiar más en mí y menos en mis miedos, pero mientras los espanto y me la creo, avanzo y ese es un paso importante cuando estás haciendo algo por primera vez.
Sé que escribo porque solo así puedo entender la vida, porque solo así puedo descifrarme y compartirme con quienes me rodean.
Sé que estoy aquí contándote todo esto porque quizás también tienes miedo de hacer algo por primera vez, quiero ser honesta conmigo, con quienes me leen, con mi familia y con mis amigos. Que la escritura puede sentirse en cada parte del cuerpo, pero también la música, la pintura, la fotografía, todo aquello que requiere nuestra capacidad de concentración y que nos lleva a un lugar especial en donde nos sentimos a salvo, simplemente haciendo lo que disfrutamos.
No dejemos que se pierda la capacidad de asombro que teníamos a los 5 años, a veces es todo lo que necesitamos, volver a mirarlo todo con otros ojos.
Gracias por leerme una vez más.
¡Nos vemos en la próxima carta! (ojalá sea pronto).
—Eli ✨
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Me encanta, Eli ❤️